Reyes y Sacerdotes: Viviendo la Nueva Identidad en Cristo
Estamos en un tiempo especial, el año del aceite fresco. Dios ha hecho algo extraordinario en nuestras vidas: nos ha transformado y nos ha dado una nueva identidad. Esta verdad poderosa se encuentra en Apocalipsis 1:6, que nos dice que Él "nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su padre".
La Unción Universal para Todos los Creyentes
Esta unción no es solo para algunos elegidos - es para todos los que creen en Cristo. Cada uno de nosotros ha recibido este llamado sagrado. No se trata simplemente de salvación; Dios nos ha dado un propósito claro y presente. Cuando aceptamos a Cristo, recibimos una transformación completa de identidad.
La Diferencia entre Dones y Nueva Identidad
Es importante entender que esta unción va más allá de los dones o ministerios específicos. En el Antiguo Testamento, la unción con aceite era reservada para reyes, sacerdotes y profetas. Era un símbolo de la obra del Espíritu Santo. Hoy, esta misma unción ha sido derramada sobre todos los creyentes.
Viviendo Nuestra Nueva Identidad
Esta identidad no es algo futuro - es quien somos ahora en Cristo. Aunque a veces no vivamos plenamente en esta realidad o no la entendamos del todo, nuestra posición como reyes y sacerdotes es segura. Somos ciudadanos del reino de los cielos, llamados a un propósito más alto.
El Valor de Nuestra Transformación
Dios nos ha dado un valor extraordinario. No importa cómo otros nos vean o las limitaciones que percibamos en nosotros mismos - nuestra identidad está segura en Cristo. Somos nuevas criaturas, transformadas por Su poder, y esta verdad no cambia por nuestros errores pasados o las opiniones de otros.
Esta unción de consagración es un regalo precioso de Dios para todos Sus hijos. Nos ha hecho reyes y sacerdotes para Su gloria, y esta identidad es inmutable, establecida por el mismo Señor para todos los que han sido redimidos por la sangre del Cordero.
Viviendo como Reyes: Autoridad, Dominio y Victoria
El Significado de Ser Rey
¿Qué significa ser rey en el Reino de Dios? Un rey es alguien que camina con autoridad, que gobierna y toma decisiones. Como reyes en Cristo, tenemos el poder de ejercer dominio - no sobre personas, sino sobre aquellas cosas que antes dominaban nuestras vidas.
Autoridad Sobre el Pecado
Antes el pecado nos dominaba, pero ahora nosotros dominamos el pecado. ¿Por qué? Porque está bajo nuestros pies gracias a la victoria de Cristo en la cruz del Calvario. Él llevó nuestros pecados y los clavó en la cruz, haciéndonos libres. Esta libertad nos da autoridad y gobierno sobre:
- Los malos hábitos
- Nuestra vieja naturaleza
- Nuestras pasiones
- Nuestro carácter
Victoria Sobre las Circunstancias
Como reyes, tenemos autoridad sobre:
- El temor
- La inseguridad
- El miedo al mañana
- Las mentiras del enemigo
Ser más que vencedores no significa que no tendremos problemas o dificultades. Significa que podemos superarlos. Estamos seguros y protegidos en Cristo, y nada puede separarnos de Su amor - ni tribulación, ni angustia, ni persecución.
Viviendo en Autoridad Real
Como reyes y reinas en Cristo:
- Hemos sido ungidos para estar a la cabeza
- Vivimos en la victoria de Cristo
- Tenemos poder para destruir las obras del enemigo
- Proclamamos el evangelio del reino
- Abrimos las cárceles de los presos
- Llevamos luz a los ciegos
El Poder del Dominio Propio
Nadie tiene dominio sobre nosotros excepto Dios. Debemos asumir nuestra posición de gobernantes en Cristo. No es una actitud de orgullo, sino de autoridad en Jesús. Estamos sentados en lugares celestiales con Cristo, participando de Su victoria y del poder de Su resurrección.
Llamado a Reinar Ahora
No necesitamos esperar una unción especial - ya somos reyes y reinas. Pablo dijo: "Todo me es lícito, pero no me dejaré dominar de ninguna cosa." El enemigo no tiene poder para dominarnos porque Cristo tiene toda autoridad. Como reyes y reinas, estamos llamados a vivir en victoria, ejerciendo dominio sobre todo lo que antes nos esclavizaba.
Vivamos como los reyes y reinas que somos en Cristo, ejerciendo la autoridad que Él nos ha dado, no con arrogancia, sino con la confianza de saber que tenemos el poder de Dios en nosotros y Su autoridad para vencer.
El Sacerdocio de Todos los Creyentes: Acceso e Intimidad con Dios
El Origen del Sacerdocio
En el Antiguo Testamento, un sacerdote era alguien que vivía cerca de Dios. La palabra "sacerdote" significa "el que se acerca a Dios". Fueron personas especialmente constituidas para acercarse a la presencia divina. Hoy, gracias a Cristo, todos los creyentes tenemos este privilegio.
Acceso Directo a la Presencia de Dios
Jesús quitó todo lo que nos separaba de Dios. El libro de Hebreos nos dice que ahora tenemos libertad para entrar al Lugar Santísimo. No nos quedamos en los atrios o en la orilla - podemos entrar a lo más profundo, donde Dios está sentado en Su trono y gloria.
Un Solo Intermediario: Cristo
La mayor bendición de ser sacerdotes es que todos podemos acercarnos a Dios y encontrarlo. Ya no necesitamos intermediarios humanos:
- No necesitamos un pastor especial
- No necesitamos personas "más espirituales"
- No necesitamos que otros oren por nosotros
El único intermediario es Jesucristo, el Hijo de Dios.
Acceso en Todo Tiempo y Lugar
Como sacerdotes, podemos:
- Orar en casa
- Hablar con Dios mientras manejamos
- Orar desde nuestra cama
- Buscar a Dios en la mañana o al mediodía
- Encontrarnos con Él en la iglesia y llevarlo con nosotros
El acceso a Dios no está limitado por tiempo ni lugar. Es como tener un número directo con Dios - y este número está disponible para todos Sus hijos.
El Privilegio de la Intercesión
Como sacerdotes, tenemos el privilegio de:
- Orar por nuestra familia
- Interceder por otros
- Presentar nuestras peticiones
- Adorar con humildad
- Reconocer Su señorío
Rompiendo Barreras
A veces, las tinieblas nos hacen sentir:
- Indignos
- No especiales
- Condenados
- Rechazados
Pero estas barreras son mentiras del enemigo. Cuando Jesús murió, el velo del templo se rompió. Ya no hay barreras entre nosotros y Dios.
Viviendo Como Sacerdotes
Un verdadero sacerdote:
- Entra con libertad a la presencia de Dios
- Levanta sus manos y adora
- Se postra ante el Señor
- Expresa su corazón a Dios
- Vive en la seguridad del perdón de Cristo
La congregación no nos hace sacerdotes - es un lugar para expresar lo que ya somos. Esta unción sacerdotal no es algo que debemos alcanzar; ya la tenemos, solo necesitamos ejercitarla.
Todo esto es para la gloria de Dios, quien nos hizo reyes y sacerdotes para Él. Esta es nuestra identidad permanente en Cristo, una realidad que podemos vivir cada día.
Viviendo para la Gloria de Dios: Propósito, Comunión y el Nuevo Pacto
El Propósito de Nuestra Identidad
Todo lo que somos y hacemos tiene un propósito claro: dar gloria a Dios. No somos reyes para jactarnos, ni sacerdotes para exaltarnos. Cada aspecto de nuestra vida debe reflejar que vivimos para Él. Nuestra manera de actuar, servir y vivir debe mostrar al mundo lo que Dios ha hecho en nosotros.
La Plenitud del Nuevo Pacto
Dios ha hecho mucho más que solo perdonarnos. Nos ha dado:
- Una nueva identidad como reyes y sacerdotes
- Autoridad para vivir en victoria
- Acceso directo a Su presencia
- El privilegio de glorificarle
Viviendo en Comunión con Dios
El nuevo pacto que Dios ha hecho con nosotros es personal y poderoso. En este pacto:
- Dios borra nuestros pecados y transgresiones
- Escribe Sus mandamientos en nuestro corazón
- Nos permite conocerlo directamente
- Nos da acceso continuo a Su presencia
La Cercanía de Dios
Dios está más cerca de lo que pensamos:
- Está a una oración de distancia
- Se acercó a nosotros a través de Cristo
- Abrió Su casa y Su corazón
- Quitó todas las barreras que nos separaban
La Invitación Divina
Dios tomó la iniciativa de acercarse a nosotros:
- Vino a buscar lo perdido
- Se hizo hombre para alcanzarnos
- Nos invita a todos a acercarnos
- Ofrece libertad en Cristo
Ya no es un Dios desconocido o lejano. A través de Cristo, podemos conocerlo personalmente y vivir en intimidad con Él. Esta es la realidad del nuevo pacto: un Dios cercano, personal y accesible que nos ha dado una identidad y un propósito para Su gloria.